sábado, 1 de octubre de 2016

El juego como actividad de formación.


López y Moreno (2001):
Orientación metodológica

Aportación de los juegos

Aprendizaje vivenciado y global
El juego rompe con la presentación analítica de la actividad de enseñanza y permite un aprendizaje hedonista y global.
Atención a diferencias individuales
La flexibilidad en las normas, las distintas exigencias del juego y el intercambio de roles permiten que los juegos atiendan de forma intencionada las diferencias individuales.
Valorar más el proceso que el producto
La propia motivación por la práctica del juego con su variedad de acciones y roles, hace que este resulte atractivo con independencia del resultado que se obtenga.
Planteamientos no dis-criminatorios
El valor predominante del proceso, una oferta variada de propuestas lúdicas que equilibre el protagonismo de todos los participantes y una adaptación de las exigencias del juego al nivel evolutivo real del niño, evita en gran medida, los problemas discriminatorios.
Empleo del juego como estrategia
En este caso, se emplea el juego como objeto de aprendizaje y como estrategia.
Toma de precauciones en la utilización de espacios y materiales
Sólo las situaciones reales de juego permiten educar en el buen uso de espacios y materiales y en la seguridad de la práctica.
Relación con el entorno
La sociedad utiliza el juego como vehículo natural y motivante de transmisión cultural de un determinado entorno.
Favorece una práctica coeducativa
Una de las características fundamentales del juego, es la de servir de ensayo para la educación en el establecimiento de relaciones sociales en general, y de la compatibilidad de sexos en particular.


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